Jorge Díaz, qué prontuario,
De asturiano y vasca nace
(y cristianamente lo hace,
Ya que aparece en rosario)...
Dramaturgo extraordinario,
Propone un intenso viaje
Sin timón, sin equipaje
Y nos guía a la alta estrella
Su velero en la botella,
Que es el barco del lenguaje…
Jorge Díaz, generoso
Autor, cuya timidez
Lo traicionaba tal vez
Ante su espejo borroso.
Irónico e ingenioso,
Dramático y divertido,
Sin soberbia y convencido
Decía de su persona:
"soy una urraca ladrona
Que todo se lleva al nido"
Jorge Díaz, ciudadano
De este rabioso planeta,
Decía no ser poeta
Con un cortado en la mano.
Hasta el Tavelli temprano
Llegaba pulcro y puntual
Y escribía magistral
Su aforismo sin excusa:
"el edípico sólo usa
Un condón umbilical"
Jorge Díaz filosofa
Como Nietzche, a martillazos,
Lanza sus frases-balazos
De reflexión y de mofa.
La religión no es su estrofa
Pero igual dice asombrado:
"fui cristiano confesado,
Musulmán, budista, hebreo,
Y ahora más claro veo:
Sólo era un hombre asustado"
Jorge Díaz, caballero,
Del Ictus fue fundador,
Al principio hizo de actor
Y escenógrafo certero.
Pero después, del sombrero
Sacó un creador -él mismo-
Y nos libró del abismo
Pues le ahorró a tanta gente
Con su Cepillo de Dientes
Las caries del pesimismo…
Jorge Díaz, enemigo
Del diploma y del galvano,
Como otro Jorge, el hermano
De los bares y del trigo.
Jorge Díaz fue testigo
Del empuje y la porfía
De esta insigne compañía
Que hoy merece este homenaje
Que augura muchos montajes,
Muchas noches, muchos Díaz!
Eduardo Peralta
27 de marzo 2008
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