martes, 27 de julio de 2010

Esta manera de olvido

Me fui por una guitarra
queriendo ganar el tiempo
y se me llenó de voces
la tarde de mi silencio.

(Copla: Argentino Luna)

En la puerta del olvido
me ha dejado tu querer
y me viste padecer
en un ruego y un gemido.
El mirar enardecido
hoy el recuerdo lo narra
y por soltarme tu amarra
para curarme del alma
con el corazón en calma
me fui por una guitarra.

El dolor no se encumbró
y el brote de la esperanza
se me hizo punta de lanza
cuando el reír se alumbró
La Huella se vislumbró
sin tomar ningún ejemplo
a fuerza erigí mi templo
donde no tienes espacio
olvidarte fue el prefacio
queriendo ganar el tiempo.

Hoy que tu aroma no huelo
y tu tibieza no tengo
en el aire me mantengo
sin querer bajar el vuelo.
Hoy entumido del celo
no es fácil que me destroces
con tus desprecios atroces
que me llenaron de hastío
sanó mi pecho vacío
y se me llenó de voces.

Ya no está el sonido sordo
de tu voz hecha cristal
y hoy tu recuerdo casual
como recuerdo lo abordo.
Hoy que ya hice el trasbordo
al olvido que evidencio
hay un calor que presencio
entibiando mi estadía
y puebla una melodía
la tarde de mi silencio.

Te hice olvido como ves
ya tu fragancia de flores
no me curte de dolores
ni me desvela un revés.
Sin estrechar altivez
todo mi cuerpo suspira
y cuando al recuerdo mira
a Dios del cielo le pido
que esta manera de olvido
no se me vuelva mentira.

Marcelo Moncada Aburto

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me tomé la libertad
de escribir con copia a todos
pues entiendo aquí, a mi modo,
que hay verso de calidad.
Digo con sinceridad
son amigos y poetas,
que con filo de saetas
hurgan en nuestros sentidos
para no seguir dormidos
el alma se nos inquieta.

Como siempre tú, Moncada
rayando con tus vivencias
de femeninas ausencias
o una amada ya olvidada.
¡cuidado! (la llamarada)
es suave como la seda,
te envenena en su alameda
de tizones casi ciegos,
mira que donde hubo fuego
alguna ceniza queda.

Leonel Sánchez resucita
las memorias de mi infancia
sin torpeza ni arrogancia,
Condorito lo amerita.
Me gustaba la Yayita
remeció mi corazón,
encendió hasta mi pasión,
lo descubrió mi polola
y me dijo estando a solas:
¡ Exijo una explicación!

Gran fuente de mi alegría
es el verso que persigo
y si viene de un amigo
se encabrita el alma mía.
Pues en la amistad se guía
el destino más humano
cada poeta es hermano
a quien rápido yo acudo
porque a ustedes, yo no dudo
en ofrecerles mi mano.

Con un brindis me despido
por tan penosas mediaguas
donde entra el frío y el agua
las he visto, lo he vivido.
A todos aquí les pido
que en Parral y que en Cauquenes
son niños y abuelos quienes
requieren de nuestra ayuda,
que nuestro respaldo acuda
no tienen casa ni bienes.

Hugo Harrison