viernes, 10 de agosto de 2007

Los poetas no mueren

Estimado Pedro:

Como te prometí, suscribo mi convicción de que los poetas no mueren. Al menos los que conocí circulan en mi modo de hablar y hasta de estar callado:

Saludo la poesía
en ruedo de carboneros
chispeaban versos certeros
mientras que la hornilla ardía.-
Nunca pudo la osadía
del sabio más presuntuoso
desafiar a esos colosos
que ignoraban pergaminos
De lo humano y lo divino
poco sabe el estudioso.


Me refiero a peones de los Las Piedras, Los Quillayes, La Retuca, Los Perales del Valle de Marga Marga. Carboneros que a cada golpe da hacha echaban un verso, un refrán, un conjuro. (Estoy recordando mis andares y experiencias de los años 1954, 55, 56, 57, siendo un año clave el 58 ya que se comenzó a realizar representaciones artísticas de teatro, cantares y tradiciones en el lugar llamado "Los Perales".)
Buenos cantores a lo humano y lo divino y secos para la paya eran los Ahumada. Subiendo de Marga Marga a Colliguay estaban don Francisco Alvarado
y don Pedro Morales, buenos rezadores y conocedores de conjuros para velorios. En Las Trancas doña Sofía, que decían que era bruja, nunca me convirtió en sapo cuando iba a tomar mate donde ella y me enseñaba a tocar guitarra traspuesta.
En Santiago, quizás pocos sabían que el gran Manzanito, Manuel Manzano, conocido como mimbrero, construía sus aves de mimbre canturreando versos que le enseñó su padre - predicador evangélico-. Conocía todos los miembros de la ornitología chilena y su casa era una remolienda de pájaros de varillas tejidas con arte espléndido. Ver trabajar sus manos grandotas era escuchar un recital de poesía popular.
Otro grande del contrapunto, la paya (y la cueca, junto con su mujer) que conocí y con quien me tocó alternar escenarios fue Lázaro Salgado, de la Vega Central. Un gigante que no aceptaba renuncios de métrica consonante. Tenía un tremendo repertorio; pero más que nada, un ingenio indomable para improvisar en el fundamento que le pusieran.
Por eso te aseguro, Pedro, que los poetas no mueren. Lo anuncia el mismo Pablo Neruda que honra a los poetas populares. Fusilaron a Federico García Lorca y se ensañaron con Víctor Jara, pero están vivos, como la Violeta. No tenemos derecho a dejar morir la poesía que se canta fuera de las academias.

Te saluda tu amigo Fernando Ugarte.

Nota.- Fernado Ugarte grabó tres discos L.P. entre los años 1966 y el 71. Realizó giras junto a Violeta Parra, Víctor Jara, Patricio Manns... aun conserva su voz privilegiada. Fue el primer folclorista que me enseñó algo de las payas y los versos populares.
Vivió su exilio en Italia y ahora vuelve a Chile para retomar los rumbos del cancionero de raíz folclórica.

(enviado por Pedro Yáñez)

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